lunes, 24 de octubre de 2011

La planta de las mil caras.

Hola blogueras-os:
Quisiera robarle una verdad al tiempo y despertar al mudo pasado, para que me ayude a narrar esta historia que quizás tenga sus comienzos en Asia, ya que así lo testifican los historiadores.
Existió una época donde todo recurso natural era preciado, y la moralidad social todavía no acechaba al hombre, el cual descubrió las virtudes de una planta llamada Cáñamo.
El Cáñamo, más conocido en la antigüedad como oro verde, tuvo y tiene diversos usos, desde la confección de ropa hasta la medicina. De sus fibras se pueden confeccionar sogas, velas, redes, papel,etc... Sus semillas son comestibles y ricas en proteínas y aceites.
En la mayoría de colonias americanas, fue moneda de curso legal hasta principios de 1800. Para la sociedad Rusa de 1740, fue un gran revulsivo económico ya que abastecía el ochenta por cien de los pueblos Europeos, convirtiéndose en el primer producto mercantil de la época, por delante de la exportación de pieles, maderas y minerales.
En los estados americanos de Sur, se llegaron a contabilizar cerca de 8.327 plantaciones, rivalizando estas con el algodón. Su influencia en la medicina americana, según los entendidos, se puede decir que fue efectiva en el periodo de 1842 a 1930, ya que durante el mismo no se contabilizó ni trastornos mentales ni mucho menos casos de fallecimiento. La compañía Ganjah Wallh Hasheesh Candy, elaboró en el año 1860 un caramelo de azúcar y cáñamo que se convertiría en la golosina más popular de la época.
No es patente de la actualidad, lugares donde se pueda fumar el cáñamo, ya en el 1883 en las ciudades de Nueva York, Chicago, Boston y otras más, existían salones donde se podía fumar con total legalidad mientras se disfrutaba de una agradable velada.
Las islas antillanas, tuvieron su contacto con esta planta gracias a marineros Mexicanos y negros en 1886. Los antillanos la solían utilizar para soportar el calor y las horas de duro trabajo, pero sobre todo para aliviar la resaca del alcohol.
Una planta de fácil cultivo y de gran utilidad, era una bendición para la humanidad. Pero fue la misma humanidad, en concreto el magnate de la prensa Randolph Heast, quien al perder 800.000 acres de terreno en México, arrebatado por Pancho Villa,  se encargaría de criminalizarla al presentarla como una droga debastadora, la cual convertía en monstruos a Mexicanos y negros.

El señor Heast, en sus artículos utilizaba la palabra Marijuana, que era como la llamaban los mexicanos, intentando así que los lectores no intuyeran que quería prohibir una planta cien por cien productiva.
Su mensaje caló en la sociedad más puritana y racial de la época, convirtiéndola en una planta satánica. Además, la introducción del naylon y los tejidos sintéticos en los mercados, contribuyeron a que el cáñamo y el hombre terminaran por desligarse.
Pero la historia tiene sus rotondas, y en 1942, los Estados Unidos cambiaron de opinión sobre la criminal planta, ya que sus fibras eran esenciales para la fabricación de los materiales utilizados en la segunda guerra mundial. Tal fue el deseo americano por impulsar la producción, que el departamento de agricultura produjo un film llamado "Hemp for victory", con el único objetivo de impulsar su plantación.
 
En la actualidad, el cáñamo sigue siendo de utilidad al hombre, aunque la sombra de su consumo y sus efectos, empañen sus virtudes. Virtudes que el hombre ha utilizado quizás, desde comienzos de nuestros días, y que la historia se ha encargado de mantener dormido en el tiempo.

Un abrazo.
La aguja dorada.