sábado, 18 de junio de 2011

La gema del deseo.

Hola blogueras-os:
El hombre como civilización y quizás mucho antes de organizarse en poblados y pequeñas comunidades, ha atesorado el deseo de gobernar a sus semejantes a través de sus riquezas, las cuales a defendido o por las cuales a oprimido a otros pueblos. Realidad que aun en estos tiempos sigue vigente, solo con la variante utilización de la economía como dominio jerárquico.
Un símbolo de poder y gloria fueron los diamante, representantes vivos del lujo que ostentaban aquellos que lo poseían. Cuentan los entendidos en estas gemas, que los diamantes aparecieron en la India hace mas de 3000 años, aunque se estudian teorías que lo sitúan 6000 años antes en el mismo lugar.
Dicen que los ríos Penner, Krishna y Godavari, fueron los primeros afluentes donde se hizo uso de la explotación de estas magnificas gemas, las cuales llegaron a tener un gran valor en la India. No solo como símbolo de ostentación y poder, también religioso. Ya que se les atribuían fuerzas talismánicas, dotando a quienes las poseían de fuerza, coraje e inteligencia, empezando así un mundo místico alrededor  de los diamantes.
Los sacerdotes aceptaron a estos minerales como un bien divino, superstición que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XIX, donde fueron utilizados como medicamentos.
El paciente debía ingerir este pequeño mineral, y si sanaba el diamante era real sino, el diamante era falso. Técnica curativa bastante incomprensible, pero aun más, que aquellos que enfermaban aceptaban y se dejaban seducir por el embrujo de la gema.
Uno de los que se dejo seducir por el enigma curativo de los diamantes fue Federico II, al igual que el papa Clemente VII, falleciendo ambos por la  ingesta de este mineral. Escribiendo de esta manera, una de las paginas negras que recoge la historia, acerca de esta preciosa gema y el hombre.
Y es que los diamantes han seducido a aquellos que de una manera u otra, han estado cerca de la gloria y el poder. Para los griegos, eran pequeños fragmentos de estrellas. Fragmentos que podían hacer invencible al hombre, como recoje el éxodo donde Aaron brinda a Moisés, un pectoral de diamantes como orden de dios.
O resume la grandeza de un continente, tallado y cincelado de una manera fría, y sin más pasión que la codicia humana, como la estrella de África, que es hasta hoy el diamante tallado mas grande del mundo.
Aunque en su largo peregrinar, se recogen historias de amor y pasión, como la del jeque Cachemira que entrego el ojo del ídolo como rescate por la vida de su hija. Prefiriendo el sentimiento, antes que el poder y la gloria, demostrando así que ninguna joya vale mas que el corazón humano.
Pero no siempre a vencido la razón ante la viciosa costumbre de poseer lo absoluto y único, algunos diamantes se convirtieron con el discurrir de los años en propiedad del conflicto, trayendo consigo la desgracia a aquel que lo poseyese. Un ejemplo de ello es el famoso diamante Koh-i-Noor de origen hindú, y que ha dejado escrito en la historia verdaderas paginas malditas desde 1304, cuando fue entregado al Raja  de Malwa . Desapareciendo y reapareciendo en manos del imperio taliban en la región de Kabul, y siendo devuelto al imperio Indio, no sin antes ver perecer el pueblo Afgano.
El imperio mongol conquisto India, y su gran diamante, paso a manos mongolas. Dos siglos después regreso a su lugar de origen, quizás siendo él, quien desplomase un imperio que se sentía invencible. Los persas, también decidieron hacer suya esta gran gema. Tal vez sin saber, que este mineral destruía a todo aquel que de forma violenta se apoderaba de  su karma. El mundo persa se vino abajo. Violentas disputas, acompañado de una lenta y terrible agonía, fueron los motivos que hicieron, que este ya maldito diamante regresara a la India.
Donde fue entregado a los británicos poco tiempo después, llegando a través de la corporación East India, gracias al príncipe Duleep Singh, a manos de la reina Victoria.
La monarca decidió tallarlo convirtiéndolo en una gema oval de 108.93 kilates, la cual exhibió para después  ser engarzada en la corona de la reina regente.
El Koh-i-Noor, nacido para ser adorado por monarcas y emperadores, dejo su huella en Inglaterra donde todavía permanece. A su llegada en el año 1850, el rey muere de manera súbita, y el imperio británico empieza a descender de su gloria. Dando así la razón a aquellos que afirmaban, que esta gema a parte de hermosa, era una maldición celestial que embrujaba a los hombres que la poseían y a aquellos que deseaban tenerla.
Muchas son  las leyendas que hacen mas adorables a estos minerales, que tanta sangre y lágrimas han llevado a los pueblos donde se encuentran, y son explotados para el regocijo y capricho de personas que acompañan su ostentoso ego con la magia de su embrujo. Dejando al  descubierto la vanidad humana desde sus propios comienzos, haciéndonos dóciles a sus encantos y a veces sacando lo peor de cada ser. Generando el deseo de  sentirnos dioses terrenales por el mero hecho de poseerlos, o conquistando nuestros sueños para despertar desayunando con ellos.
Un abrazo.
La aguja dorada.

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